miércoles, 27 de abril de 2011

Boda real británica: nuevo sedante para las masas

Ya es una tradición en una tragedia de país como Colombia, tan obediente a su naturaleza resignada pero tan resistente a encarar los problemas con honesta auto-crítica, que el común de sus habitantes se extravíen en ensoñaciones pueriles y prefieran delegarle la solución de todas sus tribulaciones a la dudosa misericordia de su catolicidad, o en su defecto, a la clase dirigente corrupta que su estupidez legitima. Y no hablo de embuste patriotero de "Colombia es Pasión" con que los medios de comunicación (tan vapuleados en este blog) le lavan el cerebro a ellos y a extranjeros incautos, sino al bombardeo incesante de contenidos insustanciales que se promocionan con inmerecida relevancia. Como si ya no fueran suficientes narcóticos el concurso de belleza de Cartagena, las transmisiones de fútbol local y foráneo y los realities, ahora enciman la transmisión de la famosa boda real.

¿Cómo no va a campear la corrupción en un país que le presta tanta atención a bagatelas como esta? ¿Qué otro interés -además del de distraer a las masas de este sufrida patria- subyace en todo este despliegue mediático al egoísmo de una institución anacrónica y parásita como la realeza británica, siempre tan indiferente a la pobreza y la miseria del mundo?

Yo sabía que la sociedad colombiana era xenófila, e incluso que se complacía con cualquier superchería orquestada por la prensa, pero no me convencía del todo como ahora la idea de que lo más pobre de Colombia y sus habitantes es en definitiva  su autoestima.

jueves, 14 de abril de 2011

CALI, INSEGURIDAD Y OSTENTACIÓN


Me llama la atención el sobresalto de muchos en Cali cuando se enteran que la inseguridad reina en esta ciudad, como si los atracos, las riñas entre vecinos y parches urbanos, los accidentes de tránsito, los homicidios y el consumo desenfrenado de licor (factor que incide en las anteriores) fueran algo exótico, o un desafío superado. Tal vez por ese exceso de optimismo que suelen trasmitir los indicadores de seguridad cuando hay reducciones en muertes violentas (así sean esporádicas y minúsculas), o a lo mejor porque tal y como acontece en otras ciudades del país, el desarrollo de faraónicas obras de infraestructura eclipsa esta realidad. Pero la realidad siempre termina desbordando todos los diques que le pongan: la criminalidad, así como la desigualdad social, el desempleo y la marginación con las que está emparentada, es un problema que las autoridades locales no consiguen desterrar de Cali.



Y es que el de seguridad es uno de los rubros más desatendidos por la administración local: solo se le destinan al año 6.000 millones de pesos, 2.500 pesos per cápita, inversión raquítica si se compara con los 18.000 y 16.000 pesos p.c. que invierten Medellín y Bogotá respectivamente. Pero ahí está la prelación de las famosas "21 megaobras" y los más de 800.000 millones de pesos que demanda su realización, obtenidos a través del cobro de valorización. Un ostensible desequilibrio que delata el afán de ostentar "progreso", incluso a costa del bienestar de los caleños.

Hasta ciudades intermedias como Bucaramanga o Neiva superan a Cali en cuanto a inversión en seguridad. Fuente: El País de Cali


Pero tampoco se puede obviar que una inversión sobreconcentrada en el reforzamiento de la Fuerza Pública produce los mismos resultados que invertir poco o nada (ver el caso de Medellín), máxime si permanecen intactos los cimientos del crimen en la marginación social, la imposibilidad de acceder a la educación o a un empleo, y una cultura traqueta enraizada a la idiosincrasia, fecunda en intolerancia y falta de civismo. La plenitud de seguridad para Cali, la de la cifra de 0 muertos, está todavía muy lejos de conseguir, sea por miopía administrativa, escasez de recursos o desigualdades sociales.

viernes, 8 de abril de 2011

REFORMA A LA EDUCACIÓN SUPERIOR COLOMBIANA - VERDADES A MEDIAS E INQUIETUDES


Y no cesa el acecho del capital privado a la Universidad Pública ¿Comporta realmente la reforma a la ley 30 de 1992 el incremento de la calidad en la educación o el gobierno simplemente dora la píldora?

Inyección de capitales a cambio de la independencia universitaria, un negocio de costes incalculables. Aún con la exposición de todos los modelos de educación con ánimo de lucro "exitosos" en el ámbito internacional, los riesgos a evaluar son insoslayables, considerando que: primero, la participación propuesta de la empresa privada va en consonancia con la disminución (o sustitución) en un significativo porcentaje de la del Estado; segundo, rara vez este tipo de inversión en el sector público ha sido desinteresada -y cabe apuntar que esta no parece ser una disposición filantrópica-, sin olvidar que como consecuencia de todo esto, el criterio privado incidiría en la formación académica, vinculándola  únicamente al sector productivo, al tiempo que desampara otras áreas del conocimiento.

¿Qué impulsa al gobierno a formular tan polémico proyecto? ¿Tan pobre es su capacidad de atacar el déficit que presenta la universidad pública como para comprometer la vocación de la misma? ¿U obedece esto a una falta de voluntad para canalizar otros fondos del estado, por no decir que a la inextinguible genuflexión de los gobiernos de Colombia a los agentes económicos?
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